Seguro que lo habrás leído en más de una ocasión durante las últimas semanas, que uno de nuestros “pulmones” se está quemando. En este artículo no entraremos en los motivos que han llevado a la selva tropical del Amazonas al borde del colapso (dado que tenemos un video en nuestro canal explicandolo), sino el porqué del apodo. Para entender de dónde viene, es preciso entrar en detalles:
Los árboles tienen una doble función vital: producen oxígeno, imprescindible para la vida de la mayoría de las especies, y absorben dióxido de carbono, (CO2), principal componente de los gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global y el cambio climático. Durante la fotosíntesis, función que realizan los árboles y la mayoría de las plantas, éstos absorben y almacenan CO2, el cual queda fijado en sus raíces, troncos y hojas en forma de carbono. La capacidad de absorción de dióxido de carbono es directamente proporcional al tamaño, densidad y cantidad de árboles presentes en un bosque.
El Amazonas aloja la selva tropical más grande del mundo, con una superficie de más de 6 millones de Km2, en cuyo territorio cabría España casi doce veces. En la selva del Amazonas existen cerca de 80 mil clases de árboles y más de 140 mil especies de plantas. Son cientos de millones de ejemplares que absorben agua y luego la devuelven, a través de sus hojas, en inmensas cantidades de vapor de agua a la atmósfera, una mega transpiración que forma las nubes, de las que regresa el vital líquido mediante lloviznas y aguaceros, que en parte se precipitan sobre la propia selva, con lo cual sus bosques mantienen una humedad constante.
Esta gigantesca maquinaria bioquímica nos da idea de la importancia de su papel como controlador natural del calentamiento global y el cambio climático. Por ello se ha ganado, con toda justicia, la denominación de “Pulmón del Planeta” o “Pulmón del Mundo”.
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